Los módulos:
¿Por qué 4+1 categorías en vez de 5?
Sobre el cambio de categoría de los bailarines
Sobre la diferencia entre categorías en lo salarial
¿Por qué 4+1 categoría en vez de 5?
El Decreto 973 distingue 5 categorías de carrera que responden a 5 perfiles profesionales. Sutilidades técnicas de la profesión aparte, dichos perfiles se caracterizan de la siguiente manera (en orden ascendente):
5. Ejecutantes dentro de una masa (fila/cuerda) en la que los integrantes tocan/cantan la misma parte/voz (línea musical).
4. Ejecutante de una parte individual de segundo orden.
3. Ejecutante de partes individuales de segundo orden, pero con obligación a doble instrumento (p.ej.: flauta y flautín; oboe y corno inglés; etc.).
2. Ejecutante de una voz individual de primer orden (con la denominación tradicional de “solista” de la fila; en vocabulario coloquial la parte que lleva la “melodía”).
1. Concertino, el que en orquestas es el solista de la fila de los primeros violines (en la Banda Sinfónica es el Clarinete primero) y que tiene además un rol de liderazgo del conjunto entero. Este rol se encuentra solamente en orquestas y bandas (ver el perfil más detallado de concertino de orquestas aquí).
Respecto de su función musical de instrumentista, el concertino es un “solista” como los demás solistas de las orquestas y bandas. Por ello resultaría más preciso reordenar la numeración de las categorías:
Ya que la “melodía” –cuando es ejecutada por una voz individual– se caracteriza como “parte solística de primer orden”, la Categoría primera parecería la más acertada para el respectivo cargo. Quiere decir que el concertino y los solistas compartirían la Primera categoría. Con eso se reduciría la cantidad de categorías de 5 a 4.
En el caso de los concertinos y de los jefes de cuerda en coros se contempló un “adicional por conducción”, ya que ellos cumplen aparte de su especialidad musical el arriba señalado rol institucional de liderazgo por sobre todo su respectivo conjunto en caso de agrupaciones instrumentales, y por sobre una amplia fracción de su conjunto en caso de los coros. Ese adicional es el “+1” en el concepto de 4+1.
En toda la Comunidad 973 hay tan sólo 5 cargos con el perfil de concertino y 12 con el perfil de jefe de cuerda en un coro.
Se ve que el cambio en la estructura de las categorías es tan sólo una cuestión semántica. Matemáticamente, 4+1 perfiles profesionales resultan ser lo mismo que 5 perfiles profesionales.
Sobre el cambio de categoría de los bailarines:
El Proyecto de Reforma del 973 reencasilla a los bailarines –antes revistiendo la 5ª categoría (en el nuevo orden sería la 4ª)– en la 1ª Categoría (en el viejo orden hubiera sido la 2ª). El motivo de este reencasillamiento radica en una reconsideración de su perfil profesional.
Arriba hemos visto que el escalonamiento de las categorías se adecua más que nada al grado de exposición individual de los ejecutantes. En consecuencia, el encasillamiento de cada agente del convenio tiene que referirse a eso: su grado de exposición ante el público, sea por audibilidad o por visibilidad.
Por lo pronto, la definición de categorías arriba expuesta parece más bien deducida de lo audible: músicos de la 5ª categoría tocan/cantan dentro de una fila/cuerda la misma línea musical, lo cual –acústicamente– suele disimular un tanto el perfil individual de los respectivos ejecutantes en la percepción del oyente.
En caso de los bailarines no se puede sostener ese criterio, ya que el impacto de su accionar es visual. La diferencia es que la acústica presenta las dos sonoridades de un ejecutante musical: la individual y la entremezclada en la masa; en esta última ya no se puede distinguir la individualidad del músico.
En el espectáculo primordialmente visual la cosa es diferente. No hay forma de evitar que el ojo (y juicio) del espectador distinga en todo momento a cada individuo. En consecuencia, el grado de exposición de un bailarín es mayor que el de un músico de masa (antes 5ª categoría, ahora 4ª). Las deliberaciones en el gremio han arrojado la consideración de que el grado de exposición y responsabilidad de un bailarín es equivalente al de un solista de orquesta. De ahí resulta el reencasillamiento tentativo de los bailarines en la nueva 1ª categoría (que fue en el viejo orden la 2ª).
Sobre la diferencia entre categorías en lo salarial:
El escalonamiento de salarios del 973 está constituido de la siguiente manera:
1ª Categoría (46,6% más que la 5ª categ.)
2ª Categoría (41,7% más que la 5ª categ.)
3ª Categoría (23,8% más que la 5ª categ.)
4ª Categoría (10,1% más que la 5ª categ)
5ª Categoría (0%)
Hay muchas razones para establecer jerarquías salariales más ‘horizontales’.
En primer lugar, hay que hacer referencia a futuras rutinas de producción audiovisual:
En tiempos del auge comercial del disco de pasta pareció por momentos que la música era un arte dirigido exclusivamente al oído.
Con el impresionante desarrollo en materia de filmación y edición de conciertos y funciones de Danza, lo visual forma hoy en día como nunca antes una parte esencial de la recepción de obras de artes escénicas, y la dirección de cámaras no necesariamente distingue todo el tiempo entre solistas y masa. Si bien el sonido personal de un músico de fila queda, como dicho antes, disimulado en la masa de su fila, su accionar está expuesto a la mirada del público igual que el de cualquier solista. En transmisiones de grandes conciertos por cine, una sola cara enfocada en primer plano puede llegar a ser proyectada sobre la pantalla en un ancho de +/- 6 metros…
Perlas de sudor, labios que soplan, miradas concentradas, ceños fruncidos, alta acrobacia de dedos sobre cuerdas…
Nunca antes el público ha llegado tan cerca del ejecutante. La barrera de una distancia prudente, tal como siempre estaba dada entre escenario y platea en conciertos tradicionales, ya no está garantizada, y bien puede ser que el aspecto de un ejecutante de masa sea igual de interesante que el de un solista. Casi podría hablarse de un efecto “democrático” de ese enfoque, el que resultaría incluso deseable: se hace más palpable que en un conjunto todos son importantes…
En ese sentido, la producción audiovisual actúa como un gran “igualador de jerarquías”.
Hay otro factor, esencialmente musical, que trae una tendencia a la nivelación de jerarquías:
El perfil de programación de las temporadas musicales cambia con el tiempo. Los motivos son varios. En primer lugar, hay que mencionar la creación contemporánea de compositores que aportan continuamente nuevas obras. Por ello, el volumen del repertorio a abarcar por los conjuntos musicales se agranda continuamente. Cabe mencionar que el interés del público contemporáneo y especialmente de nuevos públicos (la juventud) se vuelca hoy en día primordialmente a repertorio del siglo XIX tardío y los siglos XX y XXI, el que representa un aumento en la complejidad de partituras, en la dificultad de ejecución y en el tamaño de los “orgánicos” orquestales.
También la masa, tanto del repertorio como del orgánico orquestal en crecimiento, tiene naturalmente un efecto igualador de jerarquías.
Además, la mencionada creciente dificultad técnica de ejecución trae un factor que quizás es entendible tan sólo por músicos: el grado de dificultad técnica al que se encuentran sometidos los solistas en su carácter de “virtuosos” de un instrumento, ya estaba prácticamente llevado a sus límites en los siglos XIX y XX; dicho con otras palabras: en cuanto a acrobacia solística, no hay nada nuevo en el horizonte, por así decir.
En cambio, quizás no es demasiado aventurado sostener que el grado de exigencia al ejecutante raso –de fila– ha tenido un desarrollo más vertiginoso a lo largo de los tiempos.
También ahí se acercan los niveles entre músico de masa y solistas.
Resumiendo:
La fijación de diferencias entre categorías en lo salarial siempre es algo arbitraria. No hay argumentación que pueda proveer certeza absoluta en ese campo. Largas deliberaciones en el gremio han arrojado la opinión compartida de que el escalonamiento del actual 973 arriba expuesto resulta demasiado 'estirado'. Juzgando con intuición, buena fe y compartiendo un conocimiento íntimo de la labor sobre el escenario, se ha llegado al consenso de que un escalonamiento de aprox. 5% entre las categorías 1-4 sería acertado.