La modalidad "clásica" de suplencias en orquestas

En el mundillo de las orquestas, desde hace siglos, los músicos profesionales están rutinariamente dispuestos a atender emergencias (o tomar changas).

La rutina institucional es así:
Aquí, en la orquesta X, falta un concertino (por parte médico, licencia, jubilación… lo que sea). Yo (el inspector), llamo a la orquesta Z (de similar perfil y repertorio) y pregunto si tienen uno disponible. Me contestan: “Si, estamos con la ópera de Mozart (pequeño orgánico); puede que el concertino B esté disponible.” Se lo llama y sí, está disponible, tiene las obras del programa en repertorio y viene (nos salva el concierto).

Ese es un procedimiento normal.

Puede ser que un profesional como en el ejemplo de arriba sea llamado el jueves a la noche para tocar el día siguiente el ensayo general y el concierto, con el famoso solo de violín de la Missa Solemnis de Beethoven a su cargo. Viene y cumple fabulosamente (un estudiante que anduviera dando vueltas por ahí JAMÁS podría).

Otro ejemplo:
Puede ocurrir que llamen a un solista de flauta que tiene un cargo en la orquesta Z para cubrir una vacante en la orquesta X durante medio año. El tipo es un viejo profesional ‘ducho’, tiene mucho repertorio -suficiente para no matarse estudiando en ambas programaciones-, no hay superposición de horarios, necesita pagar una cuota, piensa que su salud aguantará… y viene.

También eso es profesionalmente manejable en circunstancias excepcionales.

En el empleo público argentino, por otra parte, si no se ha hecho los trámites gremiales de “excepción”, eso se llama “incompatibilidad” y está prohibido.

En las orquestas es muy necesario para su funcionamiento el tipo de soluciones arriba descritas, porque no hay suficientes recursos en el mercado laboral, es decir, los jóvenes que están en la carrera para algún día ganar un concurso a veces no tienen aún el nivel requerido o la experiencia necesaria. Por eso se mezcla: se contrata algunos jóvenes pasantes y algunos profesionales experimentados.

Necesitamos flexibilidad de los reglamentos para salvar las temporadas.

Otro factor, de relevancia en Argentina:
La “incompatibilidad” en el sentido severo, quizás tendría sentido en orquestas que pagaran sueldos suficientes para vivir. ¿Cuánta gente en Argentina tiene dos o hasta tres trabajos para alimentar a sus familias? Un músico de orquesta incluso podría ir sin problemas a la mañana a la orquesta y a la tarde, p.ej. atender en un kiosko o hacer otros trabajos ocasionales. Ningún inspector de RRHH se molestaría. Lo que pasa es que los músicos están más ‘en dedos’ cuando trabajan tocando su instrumento, en vez de vender chicles o pintar paredes.

El sector necesita la excepción de la cláusula de incompatibilidad en tareas musicales.
Ver un proyecto integral de Norma sobre el tema aquí.

Otros textos sobre el tema:
Sobre la dificultad de cubrir vacantes temporariamente
Incompatibilidad